"Combate de Valle de la Pascua"

"Combate de Valle de la Pascua"
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domingo, 7 de octubre de 2007

Sitio y Batalla de Valle de la Pascua

Se vivía el mes de Febrero de 1.814. Año aciago por demás para los patriotas. El Libertador Simón Bolívar, que hacía grandes esfuerzos, en el centro, por salvar la República, llama al General Santiago Marino en su auxilio. Este que se encontraba en Aragua de Barcelona, inmediatamente se pone en contacto con los Generales Manuel Piar y Pedro Zaraza, y deciden acudir en ayuda. Marino y Pedro Zaraza, parten a cumplir su objetivo, dejando a Piar, quien lo haría días después. Al llegar a Valle de la Pascua. Marino deja a Zaraza comandando al Cantón de Chaguaramas, con la misión de conseguir caballos y ganados, que Piar pasaría buscando para abastecer al ejército del centro, mandato que se le hacia fácil cumplir al "taita", por ser Chaguaramas rica en caballos y ganados y por gozar Zaraza de mucho aprecio e influencia en la zona.
Zaraza se encontraba en los montes de Manapire, el 20 de Marzo de 1814, cumpliendo con la orden de capturar caballos, cuando Juan José Rondón, guariqueño, pero ganado a la causa realista, lo atacó. Zaraza ripostó el ataque y pudo vencerlo. Rondón se fue derrotado, pero juró volver pronto. Y cumplió su promesa, porque 21 días después, o sea el 11 de abril, estando Zaraza en Valle de la Pascua, volvió Rondón al ataque, pero ahora acompañado de Lorenzo Figueroa (Barrajóla), y de nuevo, a pesar de la gente de Barrajóla, Zaraza, les enseña como se pelea en el llano, y vuelve a derrotarlos.
Estas dos derrotas, en menos de un mes, son las que van a propiciar lo que sucedería posteriormente: La Batalla de La Pascua. Conocidas las noticias de los dos triunfos de Zaraza, los-realistas planifican un ataque en combinación. Tres cuerpos enemigos, situados: En Orituco Don Bartolomé Martínez, Juan José Rondón en Espino y Barrajóla en Tucupido, se unen para tal fin.
El 20 de mayo de 1814, estando Zaraza en Valle de la Pascua, a la espera de Piar, uno de sus informantes le deja saber, que Bartolomé Martínez viene sobre el pueblo, y ante tan delicada e inesperada situación, a pesar de que su hermano Lorenzo Zaraza, segundo en el mando, le repitió varias veces, que fueran en busca de Piar, Pedro Zaraza, con la esperanza de la llegada de éste de un momento a otro.
Según la versión de Don Lorenzo Zaraza, y ante un enemigo superior. en números, se atrinchera y se fortifica con fosos y estacas de madera. La población Vallepascuense. también, indirectamente participó en la guerra patria, ya que sin quererlo tuvieron que atrincherarse con la tropa de Zaraza. El ejército enemigo, estaba al acecho, y se limitó a rondar y espiar cada movimiento de los patriotas. Estos, dentro del pueblo, sólo esperaban con resignación el ataque, mientras que los realistas, el momento oportuno, para como aves de rapiña, caer sobre su pequeña presa.
Pero ese 20 de mayo. el enemigo no atacó. El día 21 de mayo de ese año 1814, y siendo las 8 de la mañana, aproximadamente, se presentó en Valle de la Pascua, por el camino de Mamonal. que era la entrada Suroeste de la población, el ejército enemigo. constante de 2000 hombres del General José Tomás Boves, al mando de Bartolomé Martínez y la tropa de Juan José Rondón, que se le unió. en el mencionado caserío, para enfrentarse a 300 patriotas, según el Parte de Guerra emanado del Cuartel General de Valle de la Pascua, el 26 de Mayo de 1814, firmado por el Secretario Eusebio Afanador y publicado en la Gaceta de Caracas del Jueves 9 de Junio de 1814. Aunque en este Boletín del Ejército 2do. de Oriente, no se señala a Bartolomé Martínez como comandante de la tropa, fue este realista el que enfrentó a los valientes Republicanos que estaban bajo el mando de Pedro Zaraza.
El comandante Martínez, conociendo la pequeñez numérica de la guerrilla y considerándola empresa fácil, lanzó sus tropas a tomar la plaza. sin embargo encontró unas trincheras bien defendidas, causándole muchas pérdidas. Desafortunadamente en las primeras horas del asalto murió el segundo jefe de las fuerzas patriotas Lorenzo Zaraza y sus dos hijos Eugenio y José Antonio, que viendo, una de las trincheras comprometida y amenazada por la presión de los asaltantes, pusieron sus pechos de balaustre para su defensa y murieron en ella. Martínez, ante este rechazo de los patriotas, que no esperaba, decide cambiar la estrategia, optando por sitiar el pueblo, de manera que nadie entrara ni saliera de él, y rendirlos, irremediablemente, por el hambre y la sed, impidiéndoles el acceso al "Caño de la Vigía", que era la única fuente de agua de que disponíamos para esa época.
El alto al fuego, puso alerta a Zaraza, porque conociendo a los realistas, instuía, que éstos estaban preparando algo, y la ausencia, de Piar, quien ya debía estar en Valle de la Pascua, lo preocupó sobremanera. Sacando coraje de su fuerte personalidad, mandó a dar sepultura a su hermano y sus dos sobrinos, que murieron en aras de la libertad, recogió a los heridos, redobló la vigilancia y se volvió a preparar detrás de las trincheras, esperando, de un momento a otro, el ataque de los soldados del Rey.
Ese día, 21 de mayo de 1814, no hubo paz en Valle de la Pascua, en sus habitantes, ni en sus defensores. El temor estaba reflejado en cada uno de los sitiados. Así pasó aquel 21 de mayo, esperando un ataque, y la misma muerte.
Amaneció el día 22 de Mayo de 1814. En el sitio, reinaba, como es natural, el nerviosismo, comenzaba a notarse, la ausencia de la comida y del agua. El jefe patriota, que había resuelto enfrentar al enemigo dentro de sus trincheras, contando que la llegada de Piar en su auxilio no se haría esperar; se equivocó. Piar tardaba más del tiempo previsto.
Por su parte los realistas, encabezados por el satánico Bartolomé Martínez, asechaban. El Caño de la Vigía estaba fuertemente custodiado por un nutrido número de artilleros, los que sólo esperaban que la sed doblegara a los patriotas, y que salieran a buscar el preciado líquido, para cazarlos, como animales. Por si esto fuera poco, incendiaban los alrededores del sitio, por períodos de tiempo, para que el calor, el fuego, la sed y el desespero, les obligara a abandonar sus trincheras.
Con Zaraza, estaban los habitantes del poblado, sedientos, nerviosos, que en su mayoría, no sabían, de tantos apremios, hostigamientos, ni presiones.
Con el pueblo, estaban entre otros, los valientes patriotas:
Capitanes: Antonio Manzano, José Antonio Ron, Pablo Ruiz, José Félix Hernández, Juan López, Miguel Saldivia, José Ignacio García, y Salomón Calderín, estos dos últimos jugaron un papel verdaderamente significativo para el posterior desenlace de aquella delicada situación.
Tenientes: Juan Alcalá, Antonio Alemán, Francisco Guevara, Francisco Barroso, Pedro Figuera, Lorenzo Remigio, Felipe Hernández, Agustín Leal, Gerónimo Urquiola.
Sub Tenientes: Lorenzo Machado, Bautista López, Pedro María Lamas, Ignacio Alfonso, José Siso, Domingo Perdomo, Fulgencio Fagundez.
Además, se contaba con el heroísmo y ardor de lucha de Julián y Leonardo Infante. José María Zamora, Cipriano Celis, Belisario, Ledezma, Camejo, Calderón, Machuca, Alfonzo, Cuárez, Machado, todos militares del llano. Los hermanos: Santiago, José María y Luis Suárez, caraqueños. Los Turmereños: José Antonio, Andrés y Feliciano Pérez. Todos oficiales distinguidos, cuyos nombres nunca podrán ser borrados de las páginas de la historia.
El día 23 de mayo, después de tres días de combate, de incendios, de hambre, de sed y de fustigamiento por parte del enemigo, los sitiados enfrentaban una situación verdaderamente desesperada; pero el Todopoderoso. que no abandona a sus hijos, envió una ligera llovizna, suficiente para llenar las zanjas de las trincheras, donde pudieron mitigar la sed. Entrada la noche, el comandante se reunió con sus oficiales en consulta de guerra, exponiéndoles, a los intranquilos patriotas, la seguridad del auxilio de Piar, si lograban enterarle de la situación en que se encontraban. Sin embargo, el verdadero problema era cómo avisarle, pues se trataba de una misión delicada y riesgosa. Pero eran tantos los deseos de superar aquel enojoso e implacable asedio, que aún, a sabiendas de los peligros que implicaba el cometido, los capitanes José Ignacio García y Salomón Calderín, se ofrecieron para llevarla a cabo. Los Valientes oficiales, después de ser provistos de los mejores caballos, pusieron en práctica la estrategia planeada: simular la deserción de las filas patriotas y el paso a las realistas. Como a las diez de la noche, los oficiales saltan las trincheras y, entre un seguido fuego de artillería al aire por parte de sus compañeros, se dirigen en veloz carrera al campo enemigo, vitoreando al Rey. Logrando así la primera parte del plan, que era llegar hasta la fuerza contraria. El propio Bartolomé Martínez les sale al encuentro, quería informarse sobre la situación de los patriotas. Los capitanes, dicen estar dispuestos a hablar sobre la misma, pero piden que les dejen tomar agua primero, porque se estaban muriendo de la sed.
Los realistas los dejan ir hacia el Caño de la Vigía. Una vez que trasponen las últimas filas realistas, arrancan en veloz carrera, por el camino que conduce hacia Chaguaramal de Perales ( hoy Zaraza ).Ya, lejos, donde los disparos no pueden tener efectividad y sumergidos en la noche, dejan escuchar un ¡ Viva la Patria !, luego disparan un trabucazo, que era la señal convenida para informar el éxito de la operación. En la plaza, los sitiados, conociendo la señal, gritan de contento, porque, por lo menos, la encomienda va al encuentro de Piar.
El día 24 de mayo de 1814, los capitanes José Ignacio García y Salomón Calderín, después de recorrer, sin parar, 22 leguas, llegan a el Chaguaramal de Perales ( Zaraza ). Al llegar, les informan que Piar se había movido ya, por otro camino, hacia Valle de la Pascua. Redoblan la marcha, con titánico esfuerzo, ya que no habían dormido, descansado ni comido, pero para aquellos hombres, todos los sacrificios eran pocos, cuando de la patria se trataba. Por fin, después de haber andado a galope tendido, ya en la tarde, logran darle alcance, en el sitio conocido como Camoruco o Higuerote, donde acampaba tranquilamente. Este caserío dista del Chaguaramal de Perales a unas seis leguas. Sin perder mucho tiempo, le comunican a Piar el encargo de Zaraza.
Una vez que Piar escuchó la situación que vivía Zaraza y su tropa, ordenó a sus subalternos levantar el campamento y se dirigió inmediatamente a Valle de la Pascua en marcha forzada de toda la noche. Ya amaneciendo, el cansancio se apoderó de la infantería, por lo que Piar optó por apartar en el sitio de Los Morrocoyes, 200 hombres con lo mejor de su caballería y 200 infantes que montó en las grupas de aquellos, y siguió al pasitrote dejando el resto de la tropa a la retaguardia pero en marcha para reunirsele en Valle de la Pascua.
Así, el 25 de mayo de 1814, llegó Piar con sus 400 soldados, al sitio conocido como Fogoncito, lugar que ubicamos hoy, a la salida hacia Tucupido, cerca del peaje. Ahí se detuvo y mandó a soldados de su espionaje a buscar información acerca de los sitiados, así como para alertarlos de su llegada. Los espías se aproximaron a las trincheras y dejaron escuchar el clarín de guerra, que sonó para los sitiados como una diana victoriosa, y un mensaje de lucha y muerte para los realistas. Un grito formidable de los patriotas salió de las trincheras en reto de venganza contra sus enemigos, quienes no esperaban a Piar por aquella vía y creyendo que la gente de inteligencia fuese su vanguardia, se compactan aceleradamente formándose en batalla al sureste de la población, y los sitiados se preparan para salir de sus trincheras.
Como a las 3 de la tarde, se presenta la división de orientales en el alto de la laguna de la Vigía, donde Piar. levantando la mano y dirigiéndola hacia donde estaban los realistas, grita: " Viva la América Libre " y con un ademán de su brazo derecho, indica que hay que irse al ataque, y embisten como fieras acorraladas al enemigo, por el frente, mientras que Zaraza v los desesperados sitiados lo hacen por el flanco izquierdo. Tan ardoroso y encarnizado fue el ataque que solo bastaron pocos minutos para que los patriotas, inferiores en números, pero grandes en corazón destrozaron a los realistas y los pusieran en huida, la que hicieron via Jácome. Los patriotas los persiguen a unas cuatro leguas, hasta el sitio conocido como " La Parada de Duran ", por allí los encontró la noche y temiendo exponerse a una emboscada, desisten del empeño de la persecución retroceden a reencontrarse con lo que habían quedado en el sitio de la batalla.
Piar con su división acampó en el Caserío La Vigía, hoy convertido en una urbanización de la ciudad ( Las Lomas ). donde permaneció hasta el día 27, cuando una vez enterado de los reveses sufridos por el ejercito patriota, en el centro del país. decidió retirarse al oriente a reagruparse con otros compañeros.
Después de más de un siglo de distancia, para recordar la gesta heroica de los patriotas en suelo Vallepascuense. el Ejecutivo del Estado Guarico. bajo al gestión gubernamental del doctor Rafael Ledesma Martínez, atendiendo sugerencias del conglomerado, construyó la llamada Plaza Piar, ubicada en la Calle El Vigía, frente al terminal de pasajeros, donde se encuentra colocado un busto del General Manuel Carlos Piar, a quien se considera el Libertador de Guayana y el salvador, en estos predios, de Pedro Zaraza.
Un buen día, allí a la espera de unos colegas, que por el terminal de pasajeros "Juan Arroyo" de nuestra ciudad, llegarían a esta generosa tierra, y viendo como declinaba el sol, con una tarde moribunda, mientras la gente entraba y salía presurosa: se me ocurrió pensar, que en ese mismo sitio, muchos compatriotas, a lo mejor sin esa prisa de lo viajeros, pero con orgullo, murieron en la gesta heroica de la guerra patria.
Estos hechos del pasado son tesoro invalorable para contribuir a desarrollar en el joven de hoy - hombre mañana -. el sentimiento nacional, el trabajo mancomunado y honesto que permita poner en marcha definitivamente al país y dejar por todos los caminos de la patria, huellas que puedan ser fervorosamente seguidas, y nos conduzcan a la victoria y a la felicidad colectiva de una manera absoluta y por siempre.

Fuente: El Ayer de la Princesa. Febrero de 1998. Autor: Dr. Luís Pérez Guevara.

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